Una apacible tarde, después de un café y algo de conversación decido volver a casa, pero no recuerdo el camino a seguir, al momento ya no me inquieta, es una tarde tibia y me siento a echar de comer a las palomas algo que sobró de la merienda, sin reparar apenas en el son de sus alas. Alguien se sienta a mi lado, no le miro, sólo oigo su voz como un aleteo:
"Cuando la hermana del sueño agite sus alas sobre nosotros, no estaremos preparados, nunca lo estamos, siempre preferiremos seguir soñando ... es más dulce el Sueño, aunque también es Eterno".
A las personas que vamos a morir ... ¡¡¡ Felices Sueños !!!